ETERNAMENTE
DEL MAS ALLÁ
Como creo que llegué tarde
a tus anteriores vidas,
y nunca fui por ti amado
porque no me conocías,
haré bien en presentarme
y decirte que si miras
con cierto detenimiento,
es posible que decidas
ponerme en lista de espera,
y en la siguiente partida
jugamos un mano a mano,
y si hay suerte, finalizan
tus búsquedas, escarceos,
probaturas y pesquisas.
Me presento: yo soy ese
que tiene abierta la herida
de los desprecios y olvidos
que me hiciste en otras vidas.
En Egipto, tú, aguadora,
a las canteras subías
a dar agua a los obreros,
y con el agua, a escondidas,
nos dabas una palabra
de aliento, y una sonrisa.
Y hasta una vez ¡vive el cielo!
que me hiciste una caricia.
En Pompeya… fue terrible…
Cuando el volcán, en ceniza
enterró toda esperanza
de una ilusión que nacía.
Tú eras ilustre matrona,
yo de las Galias volvía;
con prisa nació el amor
que el volcán mató con prisa.
Cuando plebeya, te ibas
a jugar con los gañanes,
y mis requiebros y cuitas,
lejos de avivar tu amor,
te volvían más esquiva.
De princesa aún fue peor.
Quise en las caballerizas
hacerte…, mejor me callo,
que estoy viendo en tus mejillas
que lamentas los recuerdos
como la ocasión perdida.
En romances de juglares
también mi amor te seguía,
y en la paleta y el lienzo
y en el mármol… que hubo artistas
que a nuestra costa quisieron
hacer su agosto un buen día.
Te amé en todas las edades,
de princesa, a campesina,
de esclava, a vestal romana
de matrona, a malquerida.
Y en todas las circunstancias,
fui el último de la fila.
Hoy te amo por internet
y por WhatsApp. Mi desdicha
es que siempre me das largas…,
que te espere en la otra orilla,
que allí me darás tus huesos,
tu piel y la poca chicha
que se dejen los gusanos
al acabar la comida.
Gracias, más visto lo visto,
yo prefiero amarte viva.
Jesús