A D. QUIJOTE
Desfacedor de entuertos imposibles,
con el cerebro seco de lecturas,
justiciero con métodos risibles,
torpe administrador de sus locuras,
inclinado a reacciones irascibles,
muy propias de un carácter sin fisuras.
Era Alonso Quijano el buen manchego,
mucho más toro bravo que borrego.
Nadie tome a chacota su locura,
que burlar no se debe a un caballero.
Loco sí, pero nunca un caradura,
y no necesitó de un burladero.
De atrezzo eran el yelmo y la armadura,
su pecho y su valor, de duro acero.
Nunca fue Don Quijote oportunista;
Sí abnegado, valiente y altruista.
Que se tienten la ropa los mezquinos,
cobardes, fementidos y follones;
inútil es que cieguen los caminos,
ridículo que lo hagan por “quiñones”.
Tan solo son estériles molinos
engreídos y fatuos gigantones
que en la noche y en forma asaz artera
arriaron medrosos mi bandera
Jesús (Madrigal)